Aprovechar los recursos que se tienen alrededor y optimizar el funcionamiento de las propias instalaciones son la base del proyecto de la Cooperativa San Miguel de Tauste, que se ha centrado en utilizar la biomasa como fuente de valor. “Tenemos una deshidratadora que está cinco meses parada porque no hay producción de forraje, pero tenemos unas 60.000 toneladas de biomasa alrededor que no se usaba”, añade Jesús Abadías, de Cooperativas Agroalimentarias de Aragón.
Con el apoyo del CIRCE, se ha puesto en marcha un proyecto centrado en residuos herbáceos. Esta cooperativa se convierte en centro logístico de biomasa para autoabastecerse y proporcionar también recursos como fuente térmica. También se plantea el desarrollo de un pellet combinado con madera (36 por ciento) -para evitar el problema de las cenizas con la paja de cereal a consecuencia de la tierra-, que se quiere introducir posteriormente sin proceso de granulado en una caldera de biomasa para combustibles agrarios y forestales.
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