El consejero de Vivienda visita el inmueble, cuya profunda rehabilitación acaba de terminar y deja 47 viviendas habitables con las últimas técnicas constructivas.
El conjunto de viviendas de Txabarri 25-31 fue promovido en 1890 por Ricardo Vildosala Arrarte, escribano de Sestao y entonces ya fue un proyecto de envergadura, prototipo de las casas de alquiler obreras de la época. Sin embargo, el paso de los años y su mal estado de conservación hicieron necesaria una intervención que mejorase su aspecto y sus condiciones de habitabilidad y salubridad. Esas obras han necesitado de un presupuesto de 3,7 millones de euros para conseguir el objetivo, un dinero que han puesto entre el Gobierno Vasco, el Ayuntamiento de Sestao y el proyecto europeo EU-GUGLE.
Ahora, el edificio dispone de certificación energética A, cuenta con un sistema de recuperación de agua de lluvia y el aislamiento acústico de su tabiquería está realizado con tejidos reciclados provenientes de los contenedores de ropa de Koopera, cooperativa de inserción de personas en riesgo de exclusión.
Asimismo, se han adoptado distintas medidas para reducir la demanda energética de las viviendas que, por otra parte, reutilizarán las aguas grises de duchas y lavabos para cargar las cisternas de los inodoros. Como sistema de energía se ha optado por la biomasa, en concreto por los pellets de madera.
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